La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley Rep) obliga a los productores a hacerse cargo de los residuos de envases y embalajes que ponen en el mercado a través de la adhesión a un sistema de gestión. En la categoría no domiciliaria, representan un 40% del total generado en el país, evidenciando la importancia que tienen las industrias para transitar hacia un modelo de valorización de residuos, que permitan cumplir con las metas que establece esta normativa.
A un año de su implementación, se han evidenciado las problemáticas que plantea la extensión de nuestro territorio, que supone cubrir largas distancias y llegar a zonas aisladas geográficamente. A lo anterior, se suma que una gran parte de las capacidades técnicas instaladas para la gestión de residuos se concentra en la zona central.
En este contexto, la logística inversa es una herramienta con un gran potencial para dar cumplimiento a las metas de valorización establecidas en la Ley Rep, a la espera que se concreten las inversiones en capacidades en regiones. Este mecanismo sería especialmente valioso en zonas donde los Consumidores Industriales (o generadores de residuos) están más alejados o atomizados y dispersos.
Hemos comprobado el interés de muchos productores de buscar formas de implementar logística inversa para aportar a la recuperación de estos residuos, pero esto conlleva un aumento significativo en los costos de gestión (frente a la disposición final en rellenos sanitarios más cercanos) y se enfrenta a una normativa sanitaria que, actualmente, sólo permite que los residuos sean transportados en vehículos que han sido específicamente autorizados para ello.
Los invitamos a leer la columna de Lucile Richard, Jefa de Economía Circular en la Prensa Austral, en el siguiente enlace